sábado, 19 de julio de 2014

EXPERIMENTACIÓN CONCRETA; ¿REALIDAD O FANTASÍA EN EL AULA?




Autores:
Luis Miguel Alvarado Peredo
Isidora Larrain
Ana Maria Carvajal
José Manuel Pérez Ulloa.


bananavaqueragaes@gmail.com



Cuando éramos niños veíamos el mundo como un lugar de infinito asombro y descubrimiento, cada pequeña cosa, el detalle de la forma de las hojas, el aroma de la tierra mojada, el sinuoso arrastrar de las lombrices en el barro,en fin, cada nueva faceta que descubrimos en  ese nuevo mundo fascinante, nos movía con curiosidad innata a intentar hallar nuestras propias respuestas.
Desde que nacemos somos seres curiosos por naturaleza, con un ímpetu innato por aprender, manipular y experimentar con el mundo que nos rodea ¿quien no desarmó un juguete para ver cómo estaba constituido? ¿O se metió donde (según los adultos) no debía , por el solo afán de satisfacer esa curiosidad primigenia?
Nacemos, siendo científicos, si se define como científico a la persona que intenta comprender el mundo que le rodea a través de la experimentación. sin embargo conforme crecemos bajo la educacion tradicional, se nos obliga a ver el mundo bajo la óptica del paradigma de la realidad estática, el consenso cultural que nos forma y deforma, el cual, lamentablemente, inhibe este placer por aprender cosas nuevas y nos encierra dentro de las estructuras sociales ya preconfiguradas. Muchos dirán que esta domesticación es necesaria para integrarse adecuadamente en la estructura social, sin embargo es esa misma educación, la que debería darnos las bases de la libertad intelectual, la que la inhibe.
Kuhn nos habla de que el avance de la ciencias se basa en revoluciones que son desencadenadas por crisis que rompen con el paradigma científico imperante, crisis como las que generó Galileo en la sociedad de su tiempo cuando demostró que la tierra no era el centro del universo y la Iglesia Católica lo condeno; o crisis que cambiaron la forma de ver la naturaleza del espacio - tiempo, cuando Einstein demostró que el tiempo es relativo; o de la forma que vemos la realidad misma, cuando la física cuántica demostró que la realidad objetiva no existe y que todo depende del observador de la misma y que, por ende, al observar el mundo, lo estamos creando y modificando a través de nuestra observación. Estas crisis han permitido que el paradigma normal actual nos entregue un bienestar material como nunca se había visto en otras eras, pero ese bienestar ¿realmente nos esta ayudando como especie a despertar frente a los desafíos que nos plantea este siglo?.
En la experiencia del aula hoy en día ¿vemos a nuestros niños interesados en aprender ciencias? nosotros mismos como profesores ¿tenemos ese ímpetu por aprender y descubrir lo desconocido y rozar los límites de nuestras capacidades? y si no es así ¿que es lo que nos ha hecho perder ese espíritu inquisitivo?
Creemos que probablemente esta sociedad consumista que busca la satisfacción inmediata de las necesidades más obvias, ha atrofiado nuestro afán de adentrarnos en lo desconocido, la capacidad de crítica frente a nuestro entorno se ha perdido, donde pareciera que la mayoría prefiere aceptar antes de cuestionarse el porqué de las cosas. Y tal pareciera que las escuelas y el sistema educativo actual no hacen más que reforzar este paradigma cómodo y fácil.
Pero si nos detenemos a pensar, solo estaremos reforzando la apatía en nuestros alumnos, ya que al hacerlo fácil y guiarnos por la forma en que nos enseñaron (donde la enseñanza de las ciencias naturales se reduce simplemente a tediosas repeticiones de fórmulas y la asimilación memorística de contenido disciplinar) jamás volverán a suceder crisis que permita dar un salto cualitativo hacia un nuevo paradigma científico, el cual no solo enriquezca el conocimiento humano, sino también habrá posibilidades inefables para la naturaleza humana.
En donde se debe apuntar a que el alumno sea capaz , de realizar sus propias indagaciones, en las cuales se base en la práctica, comprendiendo que se tiene que enfocar en la ciencia normal.


“Ciencia normal significa la investigación basada firmemente en uno o más logros científicos pasados, logros que una comunidad científica particular reconoce durante algún tiempo como fundamento de su práctica Ulterior”. (kuhn, 1971)


El tan mentado sentido común, el cual es una herramienta que nos permite trabajar y desenvolvernos adecuadamente en nuestra vida diaria, es el, también la mayor barrera que enfrentamos cuando se trata de enfrentar la enseñanza de la ciencia, porque sólo si nos salimos de lo común podremos despertar en los niños la capacidad de cuestionarse el mundo más allá de las apariencias, lo cual es una necesidad fundamental si queremos educar personas que tengan el valor de romper esos límites. Ya que el sentido común nos dice que el Sol se mueve de oriente a occidente, y que las estrellas están pegadas en el cielo, pero tuvo que aparecer una persona que viera más allá de lo aparente, se hiciera preguntas que nadie se había hecho y se atrevió a intentar demostrar lo que en ese tiempo parecía imposible.
Lo mismo pasa con la enseñanza de las ciencias, sólo cuando despertemos en nosotros mismos esa capacidad de cuestionarnos y hacernos preguntas que nunca nadie se había hecho (tal como lo hacen los niños, sin prejuicios sobre lo ya conocido) seremos capaces de educar personas que también amen el descubrir cosas por sí mismos.
Cito a Kuhn:
“...De esta y otras formas similares, la ciencia normal se extravía una y otra vez, y cuando ello ocurre, esto es, cuando la profesión ya no puede hurtarse durante más tiempo a las anomalías que subvierten la tradición corriente de la práctica científica, entonces comienzan las investigaciones extraordinarias, que finalmente llevan a la profesiona un nuevo conjunto de compromisos, a una nueva base sobre la cual practicar ciencia. Los episodios extraordinarios en los que se produce un cambio en los compromisos profesionales se conoce en este campo como revoluciones científicas. Se trata de episodios destructivos de la tradición que complementan a la actividad ligada a la tradición de la ciencia normal” (kuhn, 1971)


Precisamente Kuhn nos habla en este párrafo de la importancia que en determinadas circunstancias se suceden “episodios extraordinario” que generan una revolución en las ciencias, estas revoluciones son personas que han sido capaces de ver más allá del paradigma, observando y planteando interrogantes desde ángulos que nunca nadie lo hizo. Y ese esas visiones solo se despiertan al tener individuos competentes en los ámbitos de las ciencias


La necesidad de personas críticas y a la vez creativas, es la clave para lograr futuras revoluciones que generen crisis necesarias para que la homeostasis de la sociedad evolucione, esa evolución sólo se puede lograr inculcando a los niños que investiguen, creen, sean capaces de explorar, se comprometan con su entorno natural y con las personas que les rodean, sin hacerles juicios que no sean más allá de lo valórico ¿que importa que un niño se ensucie, ria se asuste o se asombre si gracias a ese proceso, puede descubrir  que el método científico es un juego y la vez es una forma de ver la vida, más que una formulación nemotécnica y repetitiva, donde puede adquirir importantes y novedosos conocimientos a través de la propia experimentación.
Y esta crítica que se observa en el sistema imperante funciona en ambos sentidos, ya que tantos los profesores no somos capaces de despertar ese interés en ello, como los niños se hallan tan sumergidos en el paradigma de la cómodo y utilitario, donde una educación permisiva y a la vez poco estimulante.
Las palabras solo son palabras.. los hechos hablan mucho más que ellas. En conclusión, ¡menos palabras y más acción profesores!, ya que lo significativo yace en las habilidades que estas futuros exploradores de lo desconocido puedan adquirir gracias a nosotros.

La importancia del juego y la expresión corporal en el aula

Por:

Luis Miguel Alvarado. Peredo.

Ana María Carvajal Bascuñán.

Jocelyn Alexandra Figueroa Navarro.

Isidora Larraín Larraín.

José Manuel Pérez Ulloa.

   Desde el momento en que nacemos, los seres humanos buscamos interactuar y aprender de nuestro entorno a través de nuestros sentidos, nuestras sensaciones y sentimientos. Esta forma natural de interpretar y percibir la realidad, en la que el niño se ve inmerso en un mundo totalmente nuevo para él, experimenta el continuo cambio de la realidad donde no hay un mañana ni un después, hallándose inmerso en el disfrute mismo de la realidad, sin filtros, sin prejuicios, ni odios, es precisamente la entrega del ser en su máxima expresión a través del juego y los movimientos de su cuerpo.

   El niño por naturaleza es un actor, bailarín y mago de su realidad, al tener la estimulación adecuada, comienza a imaginar su mundo, expresarlo a través de sus movimientos, la manipulación de lo que le rodea y, por ende, no hace distinciones entre ese disfrute de la vida y lo que es el juego en sí. Su aprendizaje es espontáneo y natural, ya que es guiado por su motivación intrínseca que le permite el goce en las cosas más sencillas de la vida, pero ¿quién no ha visto a un niño reír al experimentar ensuciarse con la tierra o cuando salta y juega con la cuerda?. Es precisamente esa misma espontaneidad la que le da el potencial de aprender directamente de sus experiencias gracias a su curiosidad e inquietud natural, pero ¿sucede lo mismo cuando estamos hablando de una sala de clases? ¿Existe ese espacio de goce y descubrimiento cuando estamos sentados frente a un pupitre toda la mañana? ¿Hasta qué punto nuestra sociedad se ha inhibido, lo que de manera totalmente natural, es la capacidad del niño de movilizarse para descubrir su mundo?.
   Según Martín Gusinde en su libro “Los indios de tierra del fuego, los selk’nam” menciona que nuestros ancestros aprendían, a través de las danzas tribales, donde el sentir de un pueblo era transmitido por la sensopercepción, colores y la interpretación de los mitos primordiales, de manera más efectiva y duradera que 100 clases presenciales o el conocimiento de mil bibliotecas, o como la transmisión que realizaban, por ejemplos a través del rito del Tokleten, donde los hombres transmitían secretos de su tribu a los jóvenes. 
Hoy en día este proceso de transmisión cultural pasa a ser, mayoritariamente, responsabilidad del colegio y de las instituciones a cargo de la educación de los niños y jóvenes de la sociedad, pero lamentablemente en el actual currículum nacional se ha dejado de lado, en gran medida, la importancia de la expresión corporal y del juego como una herramienta didáctica, de interacción social, de traspaso cultural y como una oportunidad de aprendizaje autónomo en nuestros estudiantes, limitándose su uso a nivel curricular solo hasta las fases iniciales de la escolaridad.

   En los establecimientos de nuestro país aún impera la estructura tradicional donde los niños siguen un sistema donde deben permanecer la mayor parte del tiempo sentados y mirando hacia el pizarrón, como se viene haciendo desde que se comienza a implementar el sistema lancasteriano que se impuso desde los tiempos de los profesores normalistas, esta forma de estructurar la disposición del aula sólo mantiene niños sedentarios a los que se les limita la posibilidad de expresarse con libertad, donde además las actividades didácticas tienden a ser solo enfocadas en un tipo de inteligencia, se olvidan de la Inteligencia kinestésica/corporal, musical, artística, etc, tratando lo meramente cognitivo a través de forma de aulas predigeridas por el currículum, que limitan la capacidad de aprender a través del movimiento y el juego. 
El sistema educativo parece darle mayor importancia al logro de resultados en lo que se refiere a lo meramente centrado en habilidades cognitivas, más que en habilidades corporales en las que se incluye lo emocional.

   El libro Juego y desarrollo (1982), Louis Barclay Murphy nos habla de la importancia que tiene el juego para el desarrollo cognitivo de los niños, ya que nos habla que la estimulación mediante juegos que incluyan manipular objetos que afecten todos los sentidos (gusto, tacto, olfato, oído y vista) ayuda a que los niños aprendan de forma más optima y sugiere que se les den tareas donde ellos puedan trabajar juntos en crear cosas que engloben trabajos donde los desarrollen en equipo, paso a paso, representar roles (como el teatro) y resolver conflictos como lo harían en la realidad, podemos tomar en cuenta que el aprendizaje de los niños en el primer ciclo básico, está basado en el juego, y que la manera más significativa es a través de la misma experiencia, en este contexto hablamos de la experiencia a través de los movimientos, como lo expresa 

Patricia Stokoe en la siguiente cita:

“El ser luthier del propio cuerpo. Trabajando con el concepto de “cuánto 

más puedes percibir y aprender acerca de la realidad de tu cuerpo, tanto 

más satisfactoria puede llegar a ser tu manera de expresarte con él”. 

   Reflexionando acerca de lo anterior, podemos decir que al momento de trabajar con los niños necesitamos desarrollar la expresividad y seguridad a partir de la consciencia que obtienen de sus movimientos y hasta donde ellos se pueden proyectar desde ahí. Podemos coincidir entonces, que en el momento de querer entregar una educación inserta en el aula a partir del juego y la expresión corporal, queremos que el niño se desarrolle y desenvuelva desde un todo, ya que trabajando a partir de sus experiencias corporales, experiencias cognitivas y la creatividad, que nace desde este trabajo, estamos desarrollando niños capaces de expresarse mejor, capaces de atreverse a aprender de forma más significativa y por ende 
mas permanente. 
También como expresión corporal tenemos la definición de Miguel Ángel Sierra Zamorano:

”Contenido de la educación física caracterizado por la aceptación, búsqueda, concienciación, interiorización y utilización del cuerpo y todas sus posibilidades, para expresar y comunicar nuestras emociones, ideas, pensamientos, sensaciones, sentimientos, vivencias, etc., así como por un marcado objetivo de creatividad.” (Zamorano, 2001)

   Si bien esta cita se enfoca en el pensamiento desde la educación física, está ampliamente dirigida también a la educación en general. Podemos entonces reafirmar lo significativo que es para el alumno al momento de aprender, y por parte del profesor al momento de enseñar, el uso de la expresión corporal en sus distintas modalidades, ya que implica demostrar los conocimientos a aprender o enseñar desde las profundidades de nuestro ser, involucrando nuestras emociones más allá de solo querer transmitir contenidos.
   Si consideramos ante todo el ámbito educativo la expresión corporal como la forma de comunicar a través del cuerpo, o sea un lenguaje corporal efectivo para la transmisión de contenidos, debemos hacer de ésta un uso constante ya sea desde nuestras prácticas educativas hacia nuestra futura profesión.
   Dentro de la expresión corporal se debe destacar la utilización del juego como otra manera de mediar con el aprendizaje. El juego no deja de ser importante aun cuando se desee utilizar en un nivel educativo más avanzado, este ayuda a darle un giro a la monotonía de cómo se aplica la enseñanza de los contenidos en los distintos cursos, en los distintos establecimientos. No debe considerarse como una pérdida de tiempo, ya que debemos recordar que no todas las personas aprenden de una misma manera, respetando así las distintas maneras de cómo aprenden la diversidad de los alumnos, y qué mejor manera de aprender entre compañeros mediante la utilización del juego.
   A través de este ensayo hemos podido concluir que el juego y la expresión corporal es una herramienta fundamental para adquirir aprendizajes exitosos en nuestros alumnos, ya que estas habilidades son innatas en nuestros alumnos, los cuales manifiesta una gran disposición y motivación al desarrollar dichas habilidades, lamentablemente como lo mencionamos al principio en nuestro sistema actual o enseñanza tradicional se prioriza la disciplina ante el desarrollo de habilidades que fomente la adquisición efectiva de habilidades y conocimientos que solo se pueden conseguir a través de la disposición del aprendiz por aprender, donde las actividades deben ser atractivas y motivadoras que inviten a este a sumergirse en el mundo del saber, donde mediante todos los fundamentes antes expuesto consensuamos como grupo que el juego y la expresión corporal son fundamentales para atraer y motivar a nuestros futuros alumnos y alumnas en el aprendizaje autónomo de conocimientos y habilidades que les permita desarrollarse como personas integrales y felices.

Referencias

• Gusinde M. (1991) Los indios de tierra del fuego, los selk’nam, Buenos Aires, Centro Argentino de Etnología Americana, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

• Erikson, E. (1988) juego y desarrollo, Barcelona, editorial crítica.

• Stokoe, P. (1974) la expresión corporal y el adolecente, Texas, editorial barry.

• Sierra, M. A. (2001) La expresión corporal en la enseñanza universitaria, España, ed. Universidad de
Salamanca.